La Ansiedad: una emoción que afecta tu vida

La Ansiedad: una emoción que afecta tu vida

Nadie escapa de ella, bueno… casi nadie!

Existen personas que llegan a sufrir de ansiedad y suelen definirla como una emoción desagradable. Esta viene acompañada de miedo, desesperación y una cantidad de pensamientos negativos que alteran la paz y armonía.

¿Alguna vez has sentido que no hayas la calma? No te preocupes, también me he sentido así, lo más importante es reconocer qué es eso que nos aleja de nuestra tranquilidad. Esto puede parecer extraño, sin embargo, somos nosotros mismos quienes nos alejamos de ella sin darnos cuenta.

Toda persona o ser viviente, incluyendo a los animales, necesita en determinado momento sentirse bien consigo mismo. Es decir, no estar a la expectativa las 24 horas al día, no sentirse temerosos o distantes de la realidad, del ahora.

Si sospechas que eres una persona ansiosa, a la que se le dificulta estar en armonía, lo primero que tienes que hacer es accionar. Define o conceptualiza qué es la ansiedad, ¿sabes realmente lo que es?

“La ansiedad no es más que la preocupación, miedo intenso, excesivo y continuo ante situaciones cotidianas”.

Es importante mencionar que la ansiedad puede ser normal en algunas situaciones específicas como al hablar en público. Sin embargo, la ansiedad puede tornarse más intensa cuando los sentimientos se vuelven excesivos en todo momento e interfieren en nuestra vida cotidiana.

 

Te invito a conocer la historia de Dubraska…

Dubraska es una madre, esposa, hija, nieta y emprendedora, que tiene muchos problemas en su hogar. Sus padres discuten todo el tiempo y ella no puede dejarlo pasar, y su abuela, ya muy mayor, se encuentra enferma.

Ella es quien se ocupa de todo porque siente que nadie puede hacerse cargo como ella lo hace. Ha comenzado un emprendimiento con su esposo, sin embargo, los primeros buenos frutos no son suficiente para disminuir su preocupación. Debe trabajar muchas horas al día, no para de pensar y no se relaja. Su cabeza está todo el tiempo en las cuentas y las reuniones de trabajo. Dubraska teme que todo se venga abajo, aunque no haya indicios de que algo así pueda ocurrir.

Como si fuera poco, cuida mucho de no dejar de lado el seguimiento de sus actividades y necesidades de sus hijos. Su preocupación extrema hace que se encargue personalmente de llevar a sus hijos al colegio y luego llevarlos a casa. Ella siente temor que si alguien más lo hace, puedan sufrir un accidente. Todo lo descrito la ha llevado a un gran agotamiento físico y mental, ya que duerme mal, se despierta cansada e incluso con mal humor.

Caso Anónimo

 

El caso de Dubraska evidencia altos niveles de ansiedad y seguramente te preguntarás: ¿Qué siente una persona en esa situación? Si te sientes identificado (a) con ella, algunos síntomas comunes suelen ser:

  • Sensación de inquietud
  • Dolor de cabeza recurrente
  • Irritabilidad
  • Cansancio al mínimo esfuerzo
  • Problemas para dormir
  • Problemas de concentración
  • Preocupación constante

 

Nuestras creencias limitantes pueden justificar la Ansiedad

Aunque sea difícil de creer, hay personas que justifican la ansiedad al considerarla algo positivo a través de creencias limitantes como:

  • Estar preocupado o a la expectativa todo el tiempo me protege de posibles tipos de amenazas.
  • Me permite estar alerta ante eventos inusuales o inesperados.
  • Al ser una persona ansiosa me convierto en alguien más responsable.
  • Si no estoy preocupado o preocupada pierdo el control de lo que sucederá.

No es correcto pensar de esta manera, y como bien se mencionó anteriormente, son creencias limitantes que simplemente no te dejan avanzar. Este tipo de situaciones puede resultar muy difícil de comprender. Sin embargo, en muchos casos las mismas personas que sufren de ansiedad usan algunas de estas expresiones para justificar su condición.

Ahora bien, ¿Qué podemos hacer para disminuir los niveles de ansiedad?

Existen muchas actividades que podemos realizar y que contribuyen a nuestro bienestar físico, mental y emocional, como por ejemplo:

  • Hacer ejercicio físico
  • Dedicar amor al templo interno y externo
  • Comer de manera saludable
  • Conectarte con la naturaleza
  • Leer un libro
  • Permitirse soñar
  • desear e imaginar lo mejor que podría ocurrir.

Cuando tomamos la decisión de fortalecer nuestro ser y no enfocamos en nuestro interior más que en las situaciones externas, empezamos a mejorar nuestra autoestima. Si aumentamos la autoconfianza, veremos también una mejora de nuestra memoria, una mayor estabilidad emocional y un mejor funcionamiento intelectual.

“No permitas que el comportamiento de otras personas altere tu estabilidad emocional, tú y solo tú eres responsable de esa decisión”.

 

Autora: Fátima Dib

 

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